Ponencia “El bienestar del costalero, prevención a las lesiones más comunes” por D. Jaime Martín Martínez, Quiromasajista, osteópata, posturólogo y kinesiólogo. Presentado por Antonio J. Bonachera

En primer lugar, el presentador dirige las preces iniciales y da la bienvenida a los asistentes, pasando a exponer el extenso currículum profesional y cofrade del ponente que nos acompaña hoy.

Desde el principio Jaime se dispone a dar su charla de pie, cerca del público, y apoyándose en diversas imágenes que ha preparado para la ocasión. Su disertación se va a centrar en la prevención del costalero ante posibles lesiones, tanto durante el trabajo como en el antes y después. El quiromasaje no es otra cosa que el masaje con las manos, y desarrolla el estudio de los tejidos con una técnica utilizada desde hace siglos. Se siente orgullo se practicarlo y nos dice que le cambio la vida en muchos sentidos.
Con gráficos explicativos, Jaime desmenuza los tipos más comunes de lesiones, las cuales se concentran en un 73% en la zona cervical que soporta el trabajo del costalero. La columna se compone de vértebras que forman diversos grupos, de arriba abajo tenemos las cervicales (7), torácicas (12) y dorsales (5). En la séptima cervical debe recibirse el peso de la trabajadera, y en esa zona encontramos diferentes músculos que son los que permiten realizar ese trabajo, estamos hablando del trapecio. Lógicamente es la zona que más daño puede recibir tras cargar un paso. En cuanto a la columna, nos explica Jaime que la misma tiene sus curvaturas naturales, el problema puede aparecer cuando esa curva se acentúa y origina posibles lesiones, de ahí la importancia de mantener una postura correcta, fuera y sobre todo dentro de los pasos.
El trabajo del costalero es aeróbico, y aunque en principio cualquiera se puede meter debajo de un paso, es recomendable buscar una formación física que permita ese trabajo y sustituya el habitual esfuerzo físico cotidiano de antaño, cuando cualquier trabajo era manual. Recuerda que un antiguo costalero profesional le decía que su cuadrilla solía quedar para jugar al fútbol, como forma de ejercicio y hacer piernas.

Otro aspecto importante es la ropa, es nuestra herramienta de trabajo y la única protección que tenemos, debe estar bien hecha para formar una buena cuna de apoyo. Nos muestra imágenes de un cuello abierto, y un morrillo gigantesco. El motivo de una herida en el cuello puede ser el tipo de piel, pero sobre todo a la ropa, que tiene que ir en su sitio y sin moverse. El morrillo en el fondo es una defensa natural del cuerpo, que acumula grasa para proteger la columna; se forma poco a poco y a veces impresiona el volumen y es necesaria la cirugía, pero en general se puede tratar y reducir bastante.

Algo importante es la faja, que protege la zona lumbar que traslada el peso desde el cuello a las piernas. El músculo transverso es la faja natural del cuerpo y si no se trabaja con él pueden aparecer las hernias. Al fajarse no hay que apretar demasiado, y mucho menos exagerar la toma de aire, pues el diafragma se queda contraído y no puede realizar su función; con las horas puede crear sensación de fatiga, te falta el aire. Una faja muy apretada puede “estrangularnos” no dejar que se oxigenen las piernas. La faja de algodón es la ideal, sujeta y además mantiene el calor de la zona lumbar.
A continuación muestra una hernia discal (desplazamiento del disco de gelatina existente entre las vértebras para amortiguar el peso) que puede llegar a producirse. A quien le ocurre tiene que dejar los pasos, ¿cuál es la forma de evitarlo? hacer algún tipo de ejercicio que fortalezca la musculatura, el mero hecho de andar ya ayuda.

En cuanto a la postura bajo el paso, lo que hay que ir es derecho, sin más; todo lo que no sea eso es una fuente de posibles lesiones (y desviar el peso al de al lado). También recuerda que a la hora de fijar, puede hacerlo es que está abajo del lomo, y el que está arriba también puede ayudar.
Para concluir el recorrido por el cuerpo, nos recuerda que las piernas son los pilares del cuerpo y en ellas reside la musculatura más fuerte que tenemos, dado que su función es soportarnos de pie todo el día. Son ellas las que nos ayudan a levantar, sostener y arriar el paso. Su criterio en cuanto a la “levantá” es tener los pies juntos, aunque experimentados asistentes opinan que es mejor retrasar el pie derecho.

No quiere terminar su disertación sin animar a la gente de abajo a usar ropa que deje salir el sudor, calzado de suela dura y que sujete el pie, pantalones que transpiren… Hoy en día no hay que llevar una manta en la cabeza ni trabajar con babuchas de paño. Es de señalar la animada charla ofrecida por Jaime Martín, salpicada continuamente por consultas de los asistentes, lo que ha hecho ameno y didáctico rato que hemos disfrutado.
Muchísimas gracias Jaime.

 

Por la transcripción, Antonio J. Bonachera.