La vida se empeña en marcar fechas que quedan por siempre grabadas en el alma, como la de hoy. Porque hoy hace veinticinco sueños que comenzó una locura. No era miércoles como hoy, era domingo. Domingo de Función Principal a la Santísima Virgen Madre de la Divina Gracia. Era la víspera del inicio de la Cuaresma. Poco después de las dos de la tarde tuvo el principio de los sueños. En el local de la casa de un vecino se celebraba la comida de Hermandad. Y fue cuando muchos anhelos se vieron cumplidos, la Virgen saldría por primera vez a la calle. Tras abrazos y besos de todos, fue cuando la realidad vino hasta nosotros. Como íbamos a sacar a Nuestra Madre a la calle si no teníamos nada? Si sólo faltaban poco más de cuarenta días?
Ahí es donde la vida te enseña que con el corazón, la ilusión, el compromiso, el optimismo y los sueños, no hay nada imposible. Y así fue. Un engranaje perfecto se echó a andar desde ese mismo momento. Hermanos que hicieron la parihuela después de medir una y otra vez. Mientras otros le hacían unos humildes respiraderos. Otros tiraban la puerta de la Parroquia, para levantar los centímetros suficientes para que pudiera salir un paso por allí. Veinticinco años después hay gente que aún no se lo cree. Las mujeres confeccionando los faldones para el paso y el manto que la cobijara del relente de la noche. Poco a poco, los jóvenes limpiaban la orfebrería que nos cedieron hermandades. La candelería y las jarras de la Esperanza de Triana, los faroles de la Hdad. de los Dolores del Cerro del Águila, los ciriales de la Hdad del Pilar de San Pedro. Los acólitos y las dalmáticas de la Hdad de la Paz. La banda de música del barrio de Torreblanca, un vecino que se ofreció a costear las flores. Una cuadrilla de costaleros que se hizo en pocos días. Ensayos en frías noches de Febrero. La maquinaria se puso a andar y ya no había nada ni nadie que la detuviera, porque el esfuerzo de muchos lo hacía posible todo.
Vayan estas lineas para todos los hermanos y hermanas que lo hicieron posible. Faltarán días para dar las gracias por tantos esfuerzos, por tantas noches en vela. Gracias por dejarnos el legado que nos han dejado. Por los que desde siguen viviendo el sueño y por los que hoy aun lo compartimos.
Hoy hace veinticinco sueños que comenzó una locura…